"In me omnis spes mihi est" (Terencio).

30 de septiembre de 2008

PAUL NEWMAN HA MUERTO

Todos los días mueren personas, pero sólo en estas contadas excepciones el mundo se hace eco de la noticia y se repasa la vida, obra y “milagros” del difunto.

En este caso ha muerto un actor conocido por todos. Una persona que ha entrado en nuestras vidas a través de películas y personajes que hacen que conozcamos su obra y mucho menos a su persona. En muchos medios hemos leído o visto sobre sus gustos, su afición por los coches y las carreras, su admirada relación con su mujer Joanne Woodward, pero pocos o ninguno le conoce en el plano privado. Como es evidente, en mi caso más de lo mismo. No lo conocí ni de lejos.

Hoy lamento su muerte, pero no más que la muerte de las miles de personas que han de morir este mismo día. No se nos olvide que ha muerto a los 83 años y con una vida completa según parece.

Otro tema sería recordar con cariño las veces que me he bañado en sus azules ojos, serenos, profundos. En lo que yo haya disfrutado con algunas de sus obras o personajes, porque muchas veces he visto y disfrutado con “El Golpe” o “El Color del Dinero”.

No soy cinéfilo, muchas de sus grandes películas no las he visto, no he seguido su trayectoria y no soy un buen crítico de sus papeles o su vida. Sólo podría hablar de mis sensaciones.

Una de ellas, es que ha sido de los pocos que me ha parecido nítidamente guapo. Aunque parezca extraño esto llama mucho mi atención ya que es algo que me cuesta una barbaridad diferenciar en los hombres. Otra sensación que tengo al recordarlo, es la seguridad en sí mismo que podía transmitir. No sabría diferenciar si se la debo a él mismo o a sus personajes, pero yo la guardaré vivamente.

Ahora que ya ha fallecido, más que la larga lista de condolencias de prensa y televisión, a mi me hubiera gustado poder charlar con alguien muy cercano a él (no familiar) y moderadamente subjetivo – la objetividad no existe para hablar de nadie – que me pudiera hablar de sus propios pensamientos y de las cosas que le han gustado, las cosas que ha apreciado de esta vida. Sería enormemente llamativo para mí.

Igualmente, sentir el deseo frustrado de conocer cómo se siente un hombre que ha trascendido generaciones, hechos y personas para ser universalmente conocido. Poder saber que siempre habrá una mesa en un restaurante para ti, que no podrás salir a la calle a pasear sin sentirte observado, comprar sin mirar precios, conocer la “obligación” de ser ejemplo (esto es fácil que algunos no lo perciban), saber que otros pagarían por el vaso donde has bebido y cosas así.

Ahora que ya ha fallecido, mientras el mundo lo enaltece y recuerda, yo me imagino en su piel para soñar vivencias que nunca tendré. Nunca será envidia. Siempre será el deseo de probar algo nuevo, lejos de mi alcance. Siempre será el deseo de conocer qué sentía una persona que hizo disfrutar a muchos.

Solo añadir que a mí me gustaba verlo y que me gustaron sus personajes. Eso es bastante y le doy gracias.



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