"In me omnis spes mihi est" (Terencio).

31 de diciembre de 2010

INDAGACIONES IV

En el entierro muchos lo vieron pero el tiempo y la distancia se encargaron de que no fuese reconocido. Tantos años no habían cambiado nada la fisonomía del lugar aunque si habían hecho mella en sus gentes. Todos aquellos que conocía se habían convertido en seres decrépitos abocados a un final cercano, igual que el difunto. En el cementerio no consiguió localizar a muchos de los que esperaba presentes. Algunos ya habían pasado definitivamente por ese lugar. Otros si que estaban, y solo con unos pocos su mirada no se volvía seca y severa. Se marchó justo antes del final del sepelio. Rápido y huidizo. Aquella noche se vieron luces en la casa grande tantos años deshabitada, y en los siguientes días se vio salir humo de la chimenea. Hubo quien no perdió el tiempo para hacer conjeturas, para inventar historias sobre nuevos inquilinos y hasta se habló de un fantasma. Muy pocos sin embargo, tuvieron la certeza de lo evidente. Había regresado.

Entretanto, en casa de la viuda no paraban de recibirse visitas, de entregarse agasajos, de condolencias sinceras y otras hipócritas, tal y como determinaba la costumbre de lugar. Durante una semana, un pueblo entero disimulaba la soledad de quienes ahora seguían viviendo con un nuevo fantasma en la memoria.

25 de diciembre de 2010

HUMOR EL CORTE INGLES

Con fecha del 15 de Diciembre de 2010 recibí una carta de El Corte Inglés. En ella, oh sorpresa, se me enviaba un vale regalo por el importe de 10€ a descontar de mi próxima y supuesta compra en dicho centro. Aunque el importe no es nada cuantioso, parecía una ventaja a la hora de adquirir cualquier medianía. El detalle estaba al final y de él no me percaté la primera vez “Descuento válido hasta fin de Enero de 2010”. ¡Ahí estamos!

Yo lo había entendido más bien como un chiste, pero aun así, al pasar esta semana junto a uno de estos centros, no me importó preguntar. No, no crean que la señora que me atendió se sorprendió de lo que calificó como “error” (que no chiste). Casi sin leer lo que ponía ya sabía ella de qué iba todo el rollo. Por ello, mi primera deducción es que ese “error” se produce a menudo. Lo siguiente por parte de ella, “si quiere que se lo arreglen, tiene usted que llamar al número 9….” ¡Toma ya! Y no, como pueden adivinar, no es un número gratuito. Entonces llega mi segunda deducción, en la que esa reincidencia en ese tipo de errata no es nada casual.