Me ha encantado. Aunque sea tópico; es un libro más que recomendable para todos aquellos que comprenden, quieran comprender o necesiten comprender como funcionan las cosas en nuestras instituciones y cuál es la realidad de nuestro día a día, eso sí, sabiendo previamente que se nos va a caer el alma a los pies. Está escrito de manera notable y se lee de un tirón. Buscando apelativos diremos que es demoledor, ameno, claro, lúcido, razonado y razonable. Brillante.

Es muy destacable la caña que reparte entre el sistema de funcionariado y sus privilegios. Aboga por tratar al funcionariado desde un punto de vista empresarial y premiar calidad y resultados. Otros puntos, como su visión del capitalismo, tanto si se comparte como si no, resultan más que interesantes. Roig defiende la globalización aun asumiendo sus defectos y aboga por la imperiosa necesidad de autocrítica a todos los niveles. Ya podemos empezar.
Para el sistema judicial también tiene. Un ejemplo: “¿Y la justicia? Según el ranking anual del Fraser Institute, Alemania, Holanda, Israel, Noruega, Australia, Dinamarca, Reino Unido, suiza. Todos aprueban (EEUU, con un 6’6). España es la 64ª, con un 4’5 (Italia, 68ª, con un 4’3). Por delante, toda la OCDE. Tanzania está en el puesto 56º, Túnez o Egipto (puesto 41º). ¿No se nos cae la cara de vergüenza?”
La parte que más me gusta es el sistema educativo. Personalmente siempre he defendido esta opinión que expresa el autor y en su día tuve la osadía de escribir un email a “La Moncloa” referente a este tema. Dejo las palabras del libro: “En la educación ¿Por qué los mejores son Finlandia, Corea, Singapur, Hong Kong, Canadá? Seleccionan para profesores a los mejores, se forman continuamente, dedican un sobreesfuerzo del 20% a los alumnos que lo necesitan (responsabilidad en los resultados). Ningún sistema educativo puede tener una calidad superior a la de sus maestros. La educación no parece una inversión para el futuro de nuestros hijos, sino para el futuro del Estado”
Háganse el favor. Léanlo. Son tan sólo 160 páginas para abrir los ojos.
Lo leeré, ya te lo dije en Facebook, y también aquí, por cierto excelente entrada.Saludos
ResponderEliminarPor desgracia, de este prostíbulo institucional que nos ha tocado vivir ya "casi nada" me sorprende, y digo "casi" porque siempre hay quien, en un alarde malabarista de buscar el quinto o sexto tirabuzón de un lucro desmedido, va y nos sorprende. Pero yo preferiría, más que de sorpresa, hablar de indignación. Es lo que mayormente me provoca. Quizá esa posible exposición a la indignacion desbordada sea el único motivo que me lleve a no leerlo. Me da pavor que me descubra cosas que, quizás, no suponga (rara avis). Termino con un grito que cada vez se hace más notorio,"VAYASE YA" y deseando que venga alguien que gestione nuestra querida piel de toro y no se dedique a clavarle estoques cada vez más sangrantes. TROTAMUNDOS.
ResponderEliminarLo pillaremos de la única biblioteca de Sabadell donde lo tienen... se lee rápido, no?
ResponderEliminarSe lee en un tris.
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