Como me convertí en un estúpido es una breve novela escrita por Martin Page. Moralina sobre cómo muchos logran la felicidad en nuestro tiempo a base de ignorancia, pasotismo y mirar para otro lado en contra del sufrimiento de otros, más y mejor comprometidos en esa búsqueda de felicidad. Aquí el protagonista es un chaval “excesivamente” cultivado intelectualmente (habla arameo, repara motores de aviones antiguos, experto en el cultivo de la calabaza) que vive entristecido y angustiado por las cosas feas de este mundo, sintiéndose permanéntemente excluido e incomprendido socialmente, y que empezará a cambiar el rumbo de su vida para ser uno más, dejándose llevar por la vorágine y el modo de vida de la sociedad actual.
Escrito con sencillez y calidad, el libro va de más a menos, siendo la primera parte muy irónica y divertida. El resto es previsible y menguante en intensidad aunque mantiene cierto nivel literario.
Parodia crítica con la sociedad moderna, que por fácil y manida, no deja de ser cierta.
Gracias por la reseña. Yo después de La Broma Infinita dimito de la novela.
ResponderEliminarPues me acordé de ti al principio de ella, porque hasta me sacó una risa. Pero luego, ya digo, da un bajón grande.
ResponderEliminarDebe haber por ahí alguna novela que te merezca la pena seguro. ¿También has dimitido de los clásicos?
No es un tema de clásico / moderno (de hecho los libros que recuerdo con más cariño son los clásicos). Es un tema de tasa de diversión: me divierto más con el ensayo que con la ficción por el mismo precio.
ResponderEliminarLos clásicos en mi pregunta, eran para hacer referencia a la calidad que se les presupone que a veces se relaciona con la diversión de la que hablas, para así no aventurarse con novelas dudosas. Pero hasta los clásicos decepcionan a veces.
ResponderEliminarEntiendo tu postura y admito que tengo deudas en mi acercamiento al ensayo. Alguna vez he sufrido decepciones también en ese terreno. Ya tengo en casa un DFW. Ya te contaré.
En cuanto a lo del precio, ya se te ha comentado en tu blog lo de las bibliotecas, si bien, entiendo que motivos habrá.