"In me omnis spes mihi est" (Terencio).

13 de octubre de 2009

KADARE: EL PALACIO DE LOS SUEÑOS

En el último premio Príncipe de Asturias de las Letras, de los cinco finalistas, cuatro eran sobradamente conocidos por mí, y sólo uno llamado Ismaíl Kadare me era ajeno en todo. Desconocía su existencia y ninguna obra suya había pasado por mis manos. Como no podía ser menos, para hurgar en la herida de mi ignorancia, él fue el ganador. Pasado el tiempo, y con tranquilidad, he tenido tiempo de documentarme, e incluso saber que cada año se cuenta entre los favoritos para ganar el, sorprendente a veces, Premio Nobel de Literatura.
Dejándome llevar más por la fiabilidad del premio Príncipe de Asturias que por la del Nobel, he hecho mi primer acercamiento a su obra. Ha sido con El Palacio de los Sueños.
En él nos cuenta el rápido ascenso como funcionario de Mark-Alem, un descendiente de noble e histórica familia cuyo trabajo se desarrolla en el enigmático Palacio de los Sueños, institución estatal creada para recoger los sueños de toda la población para su posterior análisis en busca de indicadores y presagios de cualquier actividad que pueda ir en contra del régimen gobernante.
Con esta potente metáfora entre la captación de los sueños de cada ciudadano a cargo del estado y la privación de su libertad, Kadaré nos cuenta una extraña historia impregnada por una portentosa aura de agobio y opresión. No se trata de una bella historia, pero tiene la fuerza de un sueño hipnótico donde predominan las sensaciones de inquietud y desasosiego. Sencillamente, y con un gran manejo del lenguaje, logra aproximarnos todo el horrible sentir de la sumisión y la falta de dominio sobre la vida propia que tanto ha combatido dado el régimen comunista que padeció en su país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario