"In me omnis spes mihi est" (Terencio).

2 de diciembre de 2008

RELEER

Desde hace un tiempo a esta parte no logro leer, y digo leer en el sentido cultural de la palabra, leer un buen libro, una novela o un ensayo, poesía, no se, cualquier cosa escogida con el único objetivo de pasar un buen rato.

Uno no cesa de leer casi nunca. En el trabajo, en este y otros blogs, en la prensa, estudiando y otros tantos lugares difícil de enumerar, incluso en la señalización vial de este mundo en obras, pero ahora añoraba esos ratos escogidos para el deleite de la mente y la imaginación.

Digo esto, porque hace unos días al fin me he decidido y “obligado” a zambullirme en las páginas de un libro, una novela en este caso, que contrariamente a la idea previa que yo albergaba, ha sido escogida por segunda vez en mi vida (he aquí la sorpresa). La novela es de Alberto Méndez, “Los girasoles ciegos”. Algunos ya la conoceis.

Digamos entonces que ante mi crisis como lector he recuperado mi camino como relector, que ha sido siempre mucho menos transitado.

Quizá he escogido este libro, que leí hace ya dos años, por su reciente actualidad debida a la película homónima que podemos disfrutar en el cine, pero sobre todo, ha sido elegido por la inmejorable sensación que me dejó su primera lectura. “Los girasoles ciegos” es un libro que se lee fácil, de un tirón y en poco tiempo, y se compone de cuatro relatos breves ambientados en la guerra civil y la España de la posguerra.

Aunque no podemos enfocar y tratar este libro como se hace con las grandes novelas de siempre, si pienso que se trata de un libro magistralmente elaborado, con un gusto exquisito por la literatura, y de una sensibilidad precisa y abrumadora. Leí una reseña que, aunque no sea la mejor referencia, decía: “parece haber dedicado una vida a cada frase”. Y lo comparto aunque sea exagerado. En este libro es maravilloso tanto el uso del lenguaje, preciso y brillante, como la perfecta formación y plenitud de la narración, y también la cuidada gramática.

“Los girasoles ciegos” no se trata solo de un libro con una brillante arquitectura y construcción lingüística, sino que logra transmitirnos viva y nítidamente el cómo y el porqué de la condición humana en situaciones límite, la guerra y su crudeza, el horror y sus frutos, el amor, la vida y sus tragedias.

“Aunque todas las guerras se pagan con los muertos, hace tiempo que luchamos por usura. Tendremos que elegir entre ganar una guerra o conquistar un cementerio”

Quiero recomendaros animadamente esta pequeña joya literaria, y al mismo tiempo, formalizar otra invitación a la relectura. Invitación a la relectura en general y a la relectura de las grandes novelas en particular. Yo tardé en descubrir las bondades de la relectura, digamos que dudaba de su utilidad ¡Con todo lo que hay por leer! ¡Ni en toda una vida!, pensaba.

Hoy, como puede advertirse, mi opinión es distinta. Para mi, la relectura es algo que se disfruta tanto o más que una primera lectura.

Creo que somos personas en constante evolución, y cada vez que nos acercamos a una misma lectura, además de ser distintos, nos encontramos en otras etapas de nuestra vida que confieren un punto de vista renovado que otorga valor propio a la relectura.

Releer es un intimo acercamiento a diferentes interpretaciones y sensibilizaciones, que no siempre tienen porqué ser iguales, de un mismo texto o una misma historia. Siempre hay algo nuevo por descubrir. Hasta en las personas.

Una misma lectura puede transmitirnos cosas distintas según quienes seamos, eso es evidente, pero también facilitarnos distintas perspectivas y llevarnos a resultados dispares según el momento en que realicemos esa actividad.

En consecuencia, puedo decir que “Los girasoles ciegos” se trata de uno de los mejores textos que ha llegado a mí en los últimos dos años, y por ello lo recomiendo, de la misma forma que recomiendo un segundo acercamiento a grandes libros o a historias que llegaron a nosotros hace tiempo y mereció la pena. También desde otra orilla, recomiendo la relectura de buenos relatos que no llegaron a nosotros en el momento adecuado. No creo que perdamos el tiempo.
Releamos de vez en cuando pues.

5 comentarios:

  1. Sabes que no me considero un gran lector, aunque si un poco mejor relector, y es que cuando algo gusta hay que repetirlo no??

    Saludos

    PD1: Mi gran relectura es San Manuel Bueno Martir - te lo recomiendo (una vez más)
    PD2: Me gustaba más la otra plantilla, esta la veo un poco...¿tuning?

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  2. Yo soy mal lector, pues hace tiempo que empecé varios libros y aún no he conseguido darles finiquito.
    Sin embargo, ahy uno en especial que recomendaría para su lectura, pues incluso yo lo he releido: Viriato, Iberia contra Roma. Nunca una crónica de una muerte anunciada me emocionó tanto.
    Por cierto, San Manuel Bueno, martir, es un libro muy completo; profundo y de fácil lectura.

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  3. Por desgracia ultimamente no leo mucho, y como es normal menos releo.Quizás para no perder y continuar con ese buen hábito de la lectura comienze la afición también a la relectura.Comparto con el compi Antonio el gusto por esa gran obra de Unamuno.Ese sentimiento trágico de la vida cotidiana,el meditatio mortis, ese pavoroso problema de la personalidad, el si uno es lo que es y seguirá siendo lo que es. Definitivamente me apunto a este bendito hábito de redescubrir satisfaciones pasadas. Un millon de gracias.

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  4. No dudeis que en breve leeré San Manuel Bueno, mártir. Sugerencias de lectura siempre son bienvenidas y no dudeis en hacermelas. Gracias.

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  5. yo adoro releer, porque en esas ocasiones estoy seguro de que el libro me va a gustar. Además, siempre se le saco matices nuevos a la historia.

    gracias por animarnos a leer.
    Jardinyo

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